jueves, 11 de junio de 2009

Qué sistema se ha caído

Augusto Alvarez resume hoy con claridad lo que varios comentaristas vienen diciendo: el sistema político no tiene capacidad de representar a la población:
”La política debe representar a la gente para identificar oportunamente sus demandas y procesarlas con eficiencia. Eso no ocurre en el Perú porque el aparato público es incapaz de resolver problemas sociales fundamentales, y porque los partidos políticos han colapsado.”
Yo creo saber por qué no funcionan los partidos políticos. Y lo dije el año 2003, en un artículo publicado en El Salvaje Ilustrado. Reproduzco el artículo a continuación.

Cómo maximizar la recuperación de la inversión en el área parlamentaria.

Cuando escucho hablar de una ley de partidos políticos, me doy cuenta de que todavía existe gente desfasada que no ha entendido la modernidad. Por si usted no lo sabe, hace años que el escaño parlamentario es afrontado como una inversión por personas emprendedoras deseosas de abrirse camino en la vida o por empresarios ya cuajados que quieren expandir sus actividades para crear una sinergia proactiva en sus holdings. Si usted desea incursionar en este campo, sepa que, para comenzar, hay dos clases sociales en él: los propietarios y los no-propietarios. Los primeros son los dueños de la famosa inscripción, que solo se consigue recolectando las decenas o centenas de miles de firmas que exige el Jurado, y solo se mantiene obteniendo un porcentaje de votos mayor al 5% en cada elección en la que se participe. Los propietarios, por supuesto, no necesitan pagar un cupo para entrar en su propia lista, así que se reservan los lugares que desean. Estos propietarios son también llamados partidos políticos, pero para el caso no interesa. Bueno, luego se pasa a la fase de los invitados, que es opcional, pero siempre recomendable para mejorar la presentación del producto. Los invitados son una o varias personas (cuatro es un buen número) a quienes se les ofrece lugar gratuito en la lista en función de poseer prestigio personal, y se los escoge entre los políticos más conocidos que se encuentren disponibles, los intelectuales de nota o, en último caso, los personajes de la farándula. Los invitados cumplen la función de adornar la lista, y esto explica que entren gratis en ella.


Cuando propietarios e invitados han cubierto sus respectivas plazas, los lugares restantes, que pueden ser 80, 100 o más, entran al mercado, ofreciéndose al inversionista (aquí es donde entramos nosotros) por un precio que varía entre 30 y 45 mil dólares, que es el primer gasto que hay que hacer. Por supuesto que estamos hablando de listas que tienen un buen porcentaje del mercado de votación, porque los grupos pequeños no alcanzan, digamos, a cotizarse en la bolsa, y tienen que resignarse a actuar como partidos políticos en el sentido tradicional.
Si usted piensa que, aparte de este pago, se le va a exigir algún compromiso ideológico, no se preocupe, porque en esto la mayoría de los grupos son muy abiertos, y enfocan el asunto desde el ángulo del negocio. Recuerde que conspicuos pioneros como Kouri entraron al congreso en listas de los opositores de Fujimori, pagando trenta mil dólares, según consta en el vídeo. Una vez electo, juegue usted sus cartas con toda libertad, y únase al grupo parlamentario que más le convenga.

Pero no nos apresuremos, porque antes es necesario sufragar los gastos de campaña. Hay empresas paneleras que, si consideran que usted es un buen prospecto, probablemente le den grandes facilidades para financiar los famosos paneles de vía pública, y tal vez hasta le pongan algunos de cortesía, cosa que usted podrá retribuir, una vez electo, haciendo lobbies para defender al negocio panelero de los ataques de los antipáticos partidarios del ornato urbano. Pero el caso es que, fuera de sponsors como estos, lo más probable es que usted se vea obligado a gastar otros 30 o 40 mil dólares en su campaña. No olvide que tendrá que competir con empresarios que mueven mucho billete. Usted pretende entrar en las ligas mayores, y debe estar preparado a gastar en grande. Pero no se preocupe, todo es recuperable.


Tal vez se esté preguntando usted porqué no puede destinarse parte del dinero recaudado en la subasta de cupos para financiar la propaganda de todos los postulantes en la lista, incluido usted. No, pues, no se pase. Ese dinero es para financiar la campaña de los dueños de lista; ese es precisamente su negocio, y es lo que ha convertido la política, que antes era un complicado y bizantino ejercicio de debates ideológicos, en una floreciente actividad económica. Fue gente visionaria la que abrió el camino de esta transformación moderna, al percatarse de que, existiendo el voto preferencial, ya no era indispensable, como antes, militar durante años en un partido político para, luego de demostrar trabajo abnegado y un compromiso inquebrantable con el ideario del partido, merecer un lugar en preferente en la lista de candidatos. Estos visionarios se percataron, repito, de que nada de esto era ya necesario y que, por el contrario, era posible subastar en el mercado la mayor parte de los cupos, obteniendo réditos considerables que convierten a los grupos propietarios, que la gente acostumbra seguir llamando partidos, en empresas autofinanciadas y sumamente rentables. Y al mismo tiempo, esta modernización abrió el espacio para los inversionistas libres como nosotros, que, siguiendo el camino de Kouri, entramos a tallar en esta área de oportunidad, y defendemos a capa y espada nuestro derecho de recuperar nuestra inversión en el juego libre del mercado parlamentario. Tal vez el negocio no alcanza hoy las altas cotas de su época dorada, cuando, recién llegado al congreso, podía usted negociar su pase al grupo del gobierno por fajos de billetes contantes y sonantes, pero para gente inteligente y con buen olfato, el escaño continúa ofreciendo una razonable relación costo/beneficio. Es por eso que los independientes somos el sector más pujante del moderno Congreso, y hemos desplazado mayoritariamente a los políticos de viejo cuño, que están en proceso de extinción. Nuestra más reciente victoria sido bloquear la rendición de cuentas de campaña por los partidos, y reducirla a la rendición individual, más acorde con nuestra condición de inversionistas independientes. ¡Viva la modernidad en el Congreso! ¡Larga vida al voto preferencial!

9 comentarios:

Aquiles Martin dijo...

muy buena explicación empresarial. la vaina es q esos modernos empresarios olvidaron lo q significa la imagen institucional, relaciones publicas y esa vaina, a la larga solitos están malogrando su negocio.

saludos desde trujillo

Manuel dijo...

Perú! País de emprendedores!!

Anónimo dijo...

Aunque le falta mayor profundidad a AAR toda vez que el sistema caido pero tanto en continente como en contenido, los conceptos, las teorías, los principios, la prensa, las instituciones, etc., necesitan de un nuevo imaginario. Las estructuras jurídico-constitucionales requieren un ajuste de tuerca hace tiempo. El partido más antiguo ha devenido en una organización mafiosa profesional partidocrática y no necesito explicar porqué. El sistema se ha caido y estamos deambulando sobre escombros y cosas viejas y no nos queremos desprender de ello ni reconocer en que situación estamos.

Luis Armas dijo...

Sin ánimo de molestarlo maestro Carlín: ¿Ya no trabaja en La República, o está de vacaciones?
Saludos.

Luis Armas dijo...

Sin ánimo de molestarlo maestro Carlín: ¿Ya no trabaja en La República, o está de vacaciones?
Saludos.

carlintovar dijo...

Luis Armas:
Estoy de vacaciones, regreso a la República el miercoles 24.

capitanChuz dijo...

señor carlin porque no pone aqui en este blog sus caricaturas que aparecen en larepublica??'

carlintovar dijo...

CapitánChus:
Pongo las caricaturas con una distancia de algunos dias respecto de la fecha de publicación original en el diario La República, para no competir con el medio para el cual trabajo y en el cual me gano el sustento.

Campoblanco Víctor dijo...

Interesante explicación sobre el cambio en las relaciones entre los grupos políticos y sus dueños. Evidentemente dentro de la configuración actual, la política se ha convertido en un espacio más en que las reglas del libre mercado se han implantado y peor aun naturalizado, de tal forma que se aceptan conformistamente como si no hubiera salida alguna.